Parte 8

Parte 8: El fin de la vieja escuela.

La noticia de la derrota de la Red Ribbon a manos de Son Goku corrió como la pólvora, en pocos días, todo el mundo lo sabía. Pero este hecho, no hacía más que acrecentar el temor que la gente ya sentía hacia el pequeño saiyano.
Al oír la noticia, el primero que tuvo interés en reencontrarse con Goku fue el maestro Grulla que, rápidamente, fue en su búsqueda. Sabía dónde se encontraba el cuartel general del ejército, así que su antiguo alumno no podía andar muy lejos. No fue difícil descubrir el paradero del joven extraterrestre, pues el rastro de destrucción que dejaba a su paso, delataban su posición. Y fue así como el viejo maestro encontró a Goku.
-Te has vuelto muy fuerte, Son Goku. He oído que venciste a la Red Ribbon.- Dijo el duende Grulla nada más cruzarse en el camino de Kakarotto.
-¿Qué quieres anciano? Tú y yo ya no tenemos nada de qué hablar. No interrumpas mi trabajo y desaparece si no quieres terminar igual que estos aldeanos.- Respondió Goku con un semblante totalmente serio.
-Espera. Todavía quiero vengarme del imbécil del duende Tortuga.
-¡Me da igual! Si lo encuentro antes que tú, lo eliminaré yo mismo.- Contestó Goku apretando los puños con fuerza.
-No creo que puedas tú solo. Ese viejo es muy poderoso y tiene mucha más experiencia que tú. Ya conoces el Dodonpa y la técnica de Vuelo, pero, ¿y si te digo que puedo enseñarte otras técnicas mucho más letales?- dijo Grulla como reclamo para convencer a su exalumno.
La oferta del maestro Grulla despertó la curiosidad de Goku y éste, tras pensarlo unos segundos, aceptó volver a ser su discípulo.

Dos meses después, decidieron que había llegado la hora de poner en práctica lo aprendido. Se desplazaron hasta la Capital del Norte, donde empezaron a destruirla para llamar la atención de la escuela tortuga. El plan surtió efecto. La noticia del ataque a la Capital del Norte se retransmitió por varios medios de comunicación, y así, Mutenroshi y sus discípulos pusieron rumbo al norte, subidos en un jet.
Unas horas más tarde, mientras empezaba a anochecer, una misteriosa silueta se acercaba a Goku y al Duende Grulla dando veloces saltos, hasta que finalmente se plantó frente a ellos.
-¡¡Ten Shin Han!!- gritó asombrado el maestro Grulla que no esperaba ver a su antiguo alumno.
-Veo que habéis vuelto a uniros, ¿eh?- resaltó Ten Shin Han y continuó –Mejor, si estáis juntos podré vengar a Chaoz de una sola vez.
-¡No digas idioteces, Ten Shin Han! No estés tan resentido por la muerte de Chaoz, solo era un inú…
Y antes de poder terminar la frase, Ten Shin Han se abalanzó hacia él a toda velocidad para hundirle en la cara un fuerte puñetazo. El maestro Grulla salió volando varios metros hasta estamparse contra un edificio que quedó reducido a escombros tras el impacto.
-Genial, Ten. Casi no he podido ver tus movimientos. Has entrenado duro, ¿verdad? –dijo Goku esbozando una pequeña sonrisa. –Ah, por mí, puedes cargarte a ese viejo. Ya no le necesito para nada.
 -Cht. Tú también eres culpable de la muerte de Chaoz. Detrás de él, me encargaré de ti –Replicó Ten Shin Han con seriedad.
En ese momento, el Duende Grulla apartó los escombros que le cubrían y se puso en pie, a la vez que maldecía a Ten Shin Han. Pero entonces llegó a la zona de batalla el jet en el que viajaba la escuela Tortuga.
-¡Has vuelto a las andadas, ¿eh, Grulla?! ¿Es que no escarmientas después de lo de la última vez? –Preguntó Mutenroshi nada más ver a su rival.
-¡Venga Goku, machaca a esos idiotas de la escuela tortuga! –ordenó el Duende Grulla.
Son Goku, más por iniciativa propia que por órdenes del anciano, empezó a atacar a Yamcha y a Krilín para ver si habían aumentado su poder y mejorado su técnica. Pero, por desgracia, éstos seguían siendo algo más débiles y no eran capaces de seguir el ritmo de Goku. Mientras tanto, Ten Shin Han y su antiguo maestro mantenían una encarnizada batalla en la que ninguno cedía, aunque poco a poco, Ten Shin Han iba arrinconando al maestro Grulla.
Por su parte, Mutenroshi veía como sus alumnos estaban empezando a perder terreno y les pidió que se alejasen para dejarle a él combatir contra Son Goku.
El pequeño saiyano aceptó la propuesta y comenzó a luchar contra el Duende Tortuga. La batalla prosiguió durante unos minutos en los que Goku notó que la fuerza del anciano se había incrementado desde su último encuentro, pero el joven no se quedaba atrás.
 -No me dejas otra alternativa. Tendré que encerrarte para siempre –amenazó Mutenroshi, a la vez que sacaba una cápsula Hoi-Poi de sus bolsillos.
Lanzó la cápsula y apareció una olla térmica con un sello para ahuyentar demonios.
-Te has hecho demasiado poderoso y, tal como temía, ésta es la única salida. –dijo el maestro Tortuga con un semblante muy serio, acto seguido miró a sus discípulos para despedirse de ellos.
-Yamcha, Krilin… Habéis sido muy buenos alumnos. Cuando todo esto termine, ayudad a que la humanidad vuelva a ser lo que era. No permitáis que seres como Son Goku dominen la Tierra.
-Maestro, ¡¿qué va a hacer?! –preguntaron sus discípulos sin entender bien lo que iba a ocurrir.

Mutenroshi concentró todo su poder y la voz de “Mafuba” lanzó un potente remolino que atrapó a Goku y le hacía dar vueltas en espiral mientras se acercaba, cada vez más, a la olla.
Por más que intentaba resistirse, el saiyano no podía escapar de aquel ataque energético. Todos prestaban atención a la gran hazaña que estaba realizando el Duende Tortuga, incluso Ten Shin Han no pudo evitar quedarse pasmado contemplando la majestuosidad de aquella técnica ancestral. Y gracias a eso, el Duende Grulla aprovechó el descuido de su ex-alumno para lanzar un veloz Dodonpa que desintegró la olla, haciendo que un agotado Goku se librara del Mafuba.
Mutenroshi se quedó perplejo al ver la locura que había cometido su eterno rival.
-Pero… ¿Q-Qué has… hecho? Maldito… s-seas, Grulla… -y tras estas palabras, el que tiempo ha fue el hombre más fuerte del mundo, creador del Kamehameha y fundador de la escuela tortuga, murió. Sus alumnos quedaron devastados, llorando su pérdida con total impotencia.
-¡¡Sí, bien!! ¡Te está bien empleado, imbécil! –gritaba el Duende Grulla dando saltos de alegría por haber visto morir a su acérrimo rival.
-Es usted, despreciable. Ahora merece morir más que nunca. –Replicó Ten Shin Han mirando a su antiguo maestro, luego se dirigió a los alumnos de la tortuga y les dijo –Yo me encargo de todo esto, aunque para ello tenga que morir. Vosotros salid de aquí y dadle una sepultura digna al Duende Tortuga.
Acto seguido, Yamcha y Krilin trasladaron el cuerpo de su maestro al interior del jet y salieron volando.

Goku se encontraba tirado en el suelo, pero ya empezaba a recobrar el aliento tras el enorme esfuerzo que había realizado para resistir el Mafuba, y Ten Shin Han se acercaba a él para darle el golpe de gracia.
-Ahora que estás indefenso, acabaré contigo. Lo siento. No me gusta hacerlo de esta forma, habría preferido tener un combate limpio contigo, pero eres demasiado peligroso y hay que detenerte como sea. –sentenció Ten Shin Han mientras se preparaba para asestarle un golpe letal.

Pero en ese momento, cuando la noche empezaba a caer, Goku vio la luna llena y se transformó en mono gigante.
Ten Shin Han no había visto nunca antes así a Goku, pero enseguida dedujo que lo más inteligente era alejarse del alcance del enorme simio.
-¡Muy bien, Goku! ¡Hemos ganado! ¡El duende Tortuga ha muerto! ¡Ya puedes volver a tu forma humana! –decía el Duende Grulla a un Goku transformado y sin una gota de raciocinio.
El mono gigante centró su vista en el anciano y le golpeó con un rápido movimiento de brazo, que le hizo quedar visiblemente aturdido.
-¡¡Ten Shin Han, ayúdame!! –suplicaba el maestro a fin de salvar la vida a cualquier precio.
Sin embargo, el joven de los tres ojos, optó por hacer caso omiso a los llantos y súplicas del maestro y se marchó de la capital del norte en un abrir y cerrar de ojos.

Finalmente, el monstruoso simio, levantó una de sus enormes patas y aplastó al Duende Grulla hasta la muerte.

En lo más alto del firmamento, se encontraba el palacio de dios. Desde allí, Kami-sama observaba todo lo que ocurría en la Tierra.
-Cada vez tengo menos esperanzas en que la humanidad consiga sobrevivir a esta masacre. Hoy hemos perdido a dos de los mejores luchadores del planeta. Y todo, por no haber sabido aparcar sus diferencias para colaborar. De haberlo hecho, habrían erradicado el mal que habita en este mundo. Preferiría no intervenir, pero necesitan mi ayuda. Espero que ésta sea mi única aportación.
Y entonces, Kami-sama envió un rayo de energía lo bastante poderoso para reducir la luna a pequeñas rocas espaciales.

Son Goku se volvía más y más poderoso y, cada vez, había menos gente capaz de detenerle. El futuro de la humanidad se oscurecía por momentos.

3 comentarios:

  1. bien merecido se lo tenía Tsuru, pero pobre Mutenroshi. Aunque sabemos como acabará, siempre es bueno leer como sicedió todo en el pasado de Goku, en el manga se ve menos malo de lo que realmente es. Como me gustaria que su hijo Gohan lo derrotara a el y a los demás Saiyanos :)

    P.D. Gracias por hacerme caso y seguir la publicacion
    Edublack

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  2. Muy buen manga pagaría por que siguieras sacando capitulos

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